jueves, 3 de septiembre de 2015

Insomnio

No puedo dormir aunque lo intento.
 
Llevo todo el día huyendo de la curiosidad de ver las imágenes de las que todo el mundo habla hoy. Sí, las del pequeño niño en esa orilla de una playa en Turquía. Imaginaba que serían duras. Joder si lo son, desgarran el corazón más duro.

Por suerte o por desgracia nadie elige donde nace, pero sí debería poder elegir donde morir. Y estoy seguro que ese pequeño nunca hubiera elegido esa manera tan indigna de abandonar este mundo.

Aquí, de madrugada ya, desde mi cómodo piso céntrico, de mi ciudad sin problemas, de mi confortable país y con una ligera brisa que hiela mi alma, suenan las campanas, esas que escuchas cada cuarto, cada media, cada tres cuartos y cada hora cuando tienes insomnio. Hoy suenan a muerte. Por la de ese chiquillo.